Comenzó su andadura en 1928, formando parte de Casa Artiach, para dar solución a los problemas de pegado de sus artículos deportivos (embarcaciones, tiendas de campaña, esquís, etc.) Se fueron incorporando otro tipo de aplicaciones, pasando de la antigua cola de pintura a la fabricación de una amplia variedad de adhesivos para los usos industriales más avanzados del mercado.
En 1987, ya como empresa independiente, Colas Artiach se traslada a una nueva ubicación en las afueras del casco urbano, donde permanece actualmente, con unas instalaciones recientemente reformadas.